La expresión «dar como un violín prestado» se utiliza para describir una acción realizada con gran intensidad y sin preocuparse por las consecuencias. Su origen se remonta a la época en que los violines eran instrumentos muy valiosos y delicados. Los músicos profesionales cuidaban mucho sus violines y los consideraban una prolongación de sí mismos. Sin embargo, cuando prestaban su violín a otra persona, había menos cuidado y preocupación por el instrumento, ya que no era suyo. Por lo tanto, si alguien lo prestaba como violín, significaba que tocaba el instrumento sin restricciones, independientemente de si lo dañaba o no.