Las comparaciones de cualquiera de los acentos del castellano latinoamericano podría hacerse con seriedad en oposición al acento de los limeños, considerando estas particularidades: que 1 Residan en Lima urbana (los del entorno sub-urbano o barrios de los alrededores tienen influencia familiar regional por ser inmigrantes y usar jergas), 2 Posean léxico cultivado por lecturas y formas educadas, 3 Hayan permanecido en contacto auditivo con entornos educativos relativamente cultos desde su nacimiento (familias, maestros con correcta expresión), 4 Tengan antepasados con ambos apellidos hispanos o no nativos (los hablantes con apellidos quechuas, aymaras y otros, han adquirido un español con acentos regionales claramente diferenciados), 5 Sean jóvenes y adultos con intelecto promedio o superior (pues los menores en general no demuestran mayores capacidades asociativas en riqueza y calidad expresiva del español) y 6 Pronuncien sin poses y con autenticidad, además de madurez para respetar las variantes de otros hablantes del español. Sin considerar estos criterios no cabrían comparaciones. En suma, las comparaciones tendrían sentido solamente entre los acentos castellanos comprobadamente naturales (maternos) más cercanos al “neutro” artificial de limeños cultos, castellanos cultos y bogotanos cultos, y para quienes gusten alimentar falsos egos, también pueden forzar comparaciones entre hablantes hispanoamericanos cultos con cualesquiera de estos tres castellanos naturales.
Ningún hablante de doblajes cuenta para comparar porque la voz doblada es el habla artificial entrenada para la actuación, siendo su forma natural o coloquial de expresarse la propia del lugar de origen de quien dobla.
La voz doblada es pues, una imitación que intenta suprimir la voz natural recargada de acentos regionales. Los doblajes mexicanos son una industria con larga data entre los films norteamericanos.
Vargas Llosa no es de Lima, nació en Arequipa, fue llevado a Cochabamba (Bolivia) en su infancia y en su pubertad vivió en Lima residencial. Jaime Bayly llega casi al 90% de estos requisitos, pero se expresa con poses y entona mucho el acento del limeño acomodado. César Hildebrandt, cuando fluye sin sarcasmo, llega casi al 100% del castellano natural más neutro. El acento de García Márquez es magdaleno https://www.youtube.com/watch?v=YYojsHCkvCE.
Los locutores de emisoras radiales cultas de Lima (Perú), Castilla (España) y Bogotá (Colombia), serían, en concordancia con la opinión de linguístas reputados, los modelos del castellano natural más neutro y menos acentuado. Y probablemente, sea mejor aprender de ellos que de escuelas de doblaje o de instructores forzadamente neutros (actores mexicanos y otros).
La explicación de que sean 1 los limeños y 2 los bogotanos cultivados, los mejores acentos en Latinoamérica, radica en el hecho que los nobles llegados de Castilla (más numerosos a Lima que a Bogotá y Ciudad de México –revísese-), impusieron su sonoridad vocal castellana en Lima y Bogotá sobre los hablantes nativos y afrodescendientes. Los nobles del virreinato del Perú, en Lima, se vinculaban mínimamente con la servidumbre quechuahablante, por ello es que se preserva hasta hoy la semejanza entre el acento de la Castilla culta y la Lima culta (https://www.youtube.com/watch?v=B1q_NIbAFts), exceptuándose los fonemas z, c y s, que se fueron perdiendo por el uso.