Leyendo un artículo deportivo hace un tiempo me encontré con la frase:
Me parece mentira que tenga que venir yo aquí a cantar las verdades del barquero por omisión de la inmensa mayoría del periodismo deportivo español. No hubo remontada sino remolcada: el árbitro remolcó al Barça hasta los cuartos de final. Como dijo Mourinho en su día, a mí me daría vergüenza.
Traduciendo, con las verdades del barquero lo que el autor dice es que le toca a él ser la persona que diga las cosas como son, expresar claramente lo que otros no quieren decir o ver.
Me hizo gracia la expresión, que había oído otras veces, así que me puse a investigar su origen y di con no uno, sino dos en este artículo de Fraseomanía:
La más difundida se basa en la anécdota de un barquero, que algunos sitúan en el río Tajo a su paso por la Alta Extremadura. El individuo surcaba las aguas turbulentas del río en el paraje donde hoy se encuentra el pantano de Alcántara, llevando en su barca a los viandantes que querían atravesarlo para ir entre las localidades de Talaván y Casas de Millán. Cierto día un estudiante le pidió que le llevara en su barca gratis, pues andaba escaso de recursos, ante lo cual el barquero le respondió que lo haría de buen grado si conseguía impactarle con tres verdades irrefutables. Una vez habían alcanzado la otra orilla, el joven bachiller le dijo al barquero las dos primeras verdades: «pan duro, mejor duro que ninguno» y «zapato malo, más vale en el pie que no en la mano», en alusión a la antigua costumbre de quitarse los zapatos cuando el suelo estaba embarrado para no estropearlos. Cuando el barquero pensaba que ya no podría superarse, el joven le dejó impactado con una tercera verdad: «si a todos pasas de balde como a mí, dime, barquero, ¿qué haces aquí?».
Y luego:
Hay una segunda posibilidad que relaciona este dicho con la mitología clásica. Según los antiguos griegos, las almas de los muertos eran conducidos por Caronte sobre una barca que cruzaba el río Aqueronte hacia el inframundo gobernado por Hades. Tras cobrarles una moneda por el viaje, el barquero advertía a los muertos de cuánto les aguardaba al otro lado del río, sin retorno posible al mundo de los vivos. Si éstos no tenían con qué pagarle o no habían sido enterrados debidamente, Caronte los arrojaba de la barca sin dudarlo hacia las profundidades procelosas de aquel río.
La primera hipótesis tiene otros defensores con versiones parecidas (Salamanca en lugar de la Alta Extremadura). El hecho de que se localice en zonas de España me hace pensar que seguramente sea una expresión desconocida en Hispanoamérica: ¿es así? Si el origen fuera el de la segunda hipótesis entonces sí podría estar extendido a ese lado del español.
Así pues: ¿cuál es el origen? ¿Alguien tiene alguna fuente oficial donde nos explique de dónde viene esta expresión? ¿Se usa en Hispanoamérica?