Hablamos en estos ejemplos de la segunda persona singular del pretérito simple. La conjugación regular de los verbos de las clases -er, -ir en esta forma es en -iste: perder > perdiste, vivir > viviste. En los verbos en -ar la forma correspondiente es -aste. Estas dos terminaciones provienen regularmente del latín tardío (-āstī, -īstī).
Lo que ocurre en el fragmento citado del Mío Cid es que aparece una forma alternativa terminada en -este que existió en competencia con la otra forma durante un cierto tiempo. Dice Paul Lloyd en Del latín al español:
La tendencia a modelar una forma sobre otra dentro del mismo paradigma
aparece con especial claridad en el pretérito. Así, comprobamos que la
influencia de la forma 1 sobre la 2 (es decir, las formas básicas del
diálogo) es muy fuerte. En la conjugación -ar, la forma 2 adoptó la
/-é/ tónica de la forma 1, y pasó a ser -este. En los textos
medievales, esta forma aparece frecuentemente en competencia con la
originaria -aste. En leonés, aparece esta misma vocal en las formas
4 y 5 (-emos y -esteis), y -emos aparece todavía en el español
popular de Castilla…
Lloyd llama forma 1, 2, etc. a las tradicionales filas de la tabla de conjugación verbal, de manera que "forma 1" es la primera persona del singular, "forma 2" es la segunda del singular (la que nos interesa), "forma 4" es la primera del plural, etc. Lo que dice es que la vocal -é de la primera persona del singular influyó por analogía en la terminación de la segunda del singular, cambiando -aste por -este (yo saqué ~ tú saqueste) Esta influencia puede haber sido acentuada por el hecho de que se trata de las "formas básicas del diálogo" (o sea, el hablante y el oyente). En la historia de la formación de los verbos castellanos hay muchas de estas influencias analógicas fonéticas.
No me queda claro cuándo desapareció del todo esta forma, pero saqueste, por ejemplo, aparece en documentos del CORDE hasta 1476. En el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita (1330-1346) hay una estrofa repleta de ejemplos (rimados, como para que no quede duda alguna):
Señor, a los tres niños de muerte los libreste,
del forno del gran fuego sin lisïón saqueste:
de las ondas del mar a sant Pedro tomeste:
Señor, de aquesta coita saca al tu Açipreste.
En la Gramática de 1771, aunque se hacen notar algunas conjugaciones arcaicas ya en desuso, no hay mención de esta conjugación alternativa.