Hoy en día sabemos que, salvo excepciones, debemos escribir al en lugar de a el. Sin embargo, esto parece que no siempre fue así:
La imagen corresponde a la definición de "niño" según el diccionario de la RAE de 1783, que duró hasta la edición de 1803 inclusive. Se puede ver como se usa "á el" en un contexto que hoy en día no corresponde con ninguna excepción, ya que diríamos "se aplica al que no ha llegado". De hecho, en la misma definición más adelante dice "se extiende [...] al que tiene pocos años", usando (ahí sí) la contracción.
Por tanto, ¿a qué excepción corresponde el que en esta definición se usara "á el" separado? ¿Qué diferencia hay entre dicho "á el" y el "al" posterior? ¿Cómo evolucionó esta norma hasta llegar a la actual?
Como añadido, hacer notar que la primera gramática (PDF) de la RAE, de 1771, dice lo siguiente en la parte I, capítulo V, correspondiente a los artículos:
El artículo singular masculino pierde la primera letra siempre que le precede inmediatamente la preposicion a, ó la preposicion de para evitar la concurrencia de dos vocales; y formando una sola voz de la preposicion y el artículo decimos: servir al Rey: cumplir las órdenes del Rey: cuyo uso es mas acertado que el de algunos que por afectacion dicen: de el, y á el. Esta exactitud conviene quando esta palabra el es pronombre, y no artículo, como: Fulano sintió que hablasen mal de él [...].
No añade ninguna excepción. Dado el caso, ¿podría tratarse de un error gramatical en el propio diccionario? ¿O la regla por aquel entonces era más bien una recomendación?
Por si sirve de pista, en el CORDE se pueden encontrar las siguientes ocurrencias de "á el":
1000-1500 136 casos en 38 documentos
1500-1600 178 casos en 73 documentos
1600-1700 924 casos en 51 documentos
1700-1800 671 casos en 103 documentos
1800-1900 149 casos en 61 documentos
1900-2000 39 casos en 15 documentos (el último hacia 1910)
Algunos de los casos encontrados usan "el" como "él" (pronombre), pero son una minoría. Es decir, que parece ser que esta falta de contracción era algo que se daba con bastante frecuencia, y que no paró por completo hasta que la preposición "á" perdió su tilde.