El DRAE no recoge la etimología, por lo que toca remangarse y buscar en la red.
Existen muchas hipótesis sobre el origen de la palabra “¡olé!” y sitios como Cooking Ideas o Etimologias de Chile dan fe de ello:
- hay quienes afirman que viene del griego, del verbo “ololizin” (ὀλολύζειν), que es una palabra onomatopéyica y designa el grito ritual de júbilo de duelo.
Esta hipótesis se contrarresta en Etimologías de Chile con el comentario:
Creo bastante poco probable que nuestro olé tenga algo que ver con el griego ololyzein, cuyo significado práctico es más bien lanzar gritos agudos y prolongados, sobre todo por parte de las mujeres, en determinados rituales y especialmente en duelos. Esos gritos que expresa ololyzein se acabaron relacionando más que nada con el dolor o lo lúgubre, o el espantar malas influencias. En griego la expresión equivalente a nuestro ¡olé! y ¡bravo!, es kalós!, que es un grito alegre de aliento y alabanza.
El griego ololyzein puede tener la misma raíz indoeuropea *u-, que el latín ulula (lechuza), a partir de la que se formó el verbo ululare, que se dice de humanos y animales para la idea de aullar o lanzar gritos agudos y penetrantes o incluso agudos y largos silbidos, y que nos da nuestro verbo ulular, que tiene un significado lúgubre.
Sigamos con las opciones:
- hay quienes también dicen que “¡Olé!” viene del episodio de la Biblia en el que Jacob es engañado el día de su boda con Raquel, al quitar el velo a la novia, descubre que en realidad se trata de Lea, no de Raquel. El público durante la ceremonia, intenta avisarle “¡Oh, Lea!”. Y de ahí derivó a olé.
- Pero la hipótesis más extendida y la que más cuerpo tiene es aquella que dice que “¡olé!” viene del árabe, de la expresión “allah” (Oh, Dios), concretamente.
Esta última es la que parece tener más adeptos.
Según la escritora estadounidense Elizabeth Gilbert, “¡olé!” viene de la exclamación de “¡Alá!” (Allah). Los moros solían hacer grandes celebraciones que incluían espectáculos de baile. Cuando un bailarín lograba maravillar al público con sus movimientos llenos de gracia y su arte de gran nivel, se creía que ese momento permitía a los testigos entrever el poder de Alá a través del bailarín. Por eso, cuando los bailarines embrujaban al público, este exclamaba “¡Alá!”.
aunque una vez más en Etimologías la rechazan:
Corriente1 considera imposible que olé viniera de Alá ( الله Allâh ) porque ésta se pronuncia con una doble -ll- velarizada que impide que la -á final se pronuncie -é, y porque no hay explicación entonces para la o- inicial. Prefiere considerarla "voz de origen expresivo, como hala, hola, etc.
En El origen de las palabras OLE y OLÉ podemos ver un análisis pormenorizado del que intentaré ir añadiendo las partes más relevantes.