Hay una diferencia importante entre los ejemplos que sacas de la RAE y tu caso: la función sintáctica del pronombre. El pronombre le puede usarse como objeto indirecto (OI) en ambos géneros y también en algunos casos como objeto directo (OD) en el género masculino. En los ejemplos de la RAE funciona como objeto indirecto (OI):
Le pedí disculpas a mi madre --> OD es disculpas; OI es a mi madre, duplicado en le
Le dije a su hermana que viniera --> OD es que viniera; OI es a mi hermana, duplicado en le
En cambio, en el caso que propones, el pronombre es OD; en ese caso, al ser femenino, solo podemos usar la:
Será mejor que la ayudes.
Uso de los pronombres la, lo y le (o sus correspondientes plurales).
El castellano, como las demás lenguas romances, ha perdido la declinación de los sustantivos y adjetivos que sí se da en latín. Sin embargo, se mantienen restos de estas declinaciones en los pronombres. Según su función gramatical usamos distintas formas (casos) de estos.
El uso de los distintos pronombres personales en castellano no ofrece especiales dificultades a la mayoría de los hablantes, con una notable excepción: la confusión de los pronombres lo, la y le, con sus respectivos plurales.
Los pronombres lo, la deben usarse para la tercera persona cuando su función sintáctica es la de objeto directo (caso acusativo); lo en masculino y la en femenino:
Cogí el libro. --> Lo cogí.
Escribí la carta. --> La escribí.
Por contra, el pronombre le se usa cuando la función sintáctica es la de objeto indirecto (caso dativo), independientemente del género:
Di el libro a Andrés. --> Le di el libro.
Escribí una carta a María. --> Le escribí una carta.
Hay un caso que puede inducir a confusión: cuando el objeto directo es una persona concreta, en muchas zonas de España es habitual usar le en lugar de lo para el género masculino singular, uso que se considera aceptable:
Acompañé a Marta. --> La acompañé.
Acompañé a Pedro. --> Le acompañé. (Lo acompañé también es correcto y es el uso principal en el resto del mundo hispanohablante).
En cambio:
Acompañé a Pedro y su hermano --> Los acompañé.
La confusión entre estos tres pronombres da lugar a tres incorrecciones en el habla:
- Leísmo: Uso del pronombre le en lugar del pronombre lo y, en menor medida, del pronombre la.
- Laísmo: Uso del pronombre la en lugar del pronombre le.
- Loísmo: Uso del pronombre lo en lugar del pronombre le.
Estas incorrecciones se dan, principalmente, en zonas de Castilla, si bien el leísmo también es frecuente en otras áreas hispanohablantes en las que el español coexiste con otra lengua cuyo sistema de pronombres no distingue entre el acusativo y el dativo.
De estos tres, el loísmo es el menos habitual:
Dije a Juan que viniera mañana. --> Lo dije que viniera mañana.
El laísmo y el leísmo, en cambio, son más habituales:
Cogí el libro. --> Le cogí.
Escribí una carta a María. --> La escribí una carta.
El loísmo nunca se da aislado, siempre existe un laísmo paralelo. Pero tampoco es raro que laísmo y leísmo se den a la vez en un mismo hablante. En estos casos, el hablante nunca (o casi nunca) utiliza el pronombre lo; usa siempre le en masculino y la en femenino.
Un caso tomado de la realidad. En cierta ocasión leí un cartel junto a unos lavabos:
El agua es un bien escaso: no le malgastes.
Se podía haber usado la (refiriéndose al agua) o lo (refiriéndose al bien); sin embargo, quien escribió el cartel fue a elegir justamente el único pronombre incorrecto para este caso.
Otro caso también tomado de la realidad. Una persona miraba con interés un libro que tenía otra, la cual, al verlo, dijo a la primera:
¿Le quieres? Pues si le quieres, cógele, léele y, cuando le acabes, me le devuelves.
Cada uno de los seis le de esta frase debería ser lo. Un caso un tanto extremo, pero real.
En la mayoría de los casos, un hablante cuidadoso no debería tener problemas a la hora de elegir el pronombre correcto: en la mayoría de los casos en que hay objeto indirecto, también lo hay directo, y no suele ser difícil distinguir entre ambos. Sin embargo, las excepciones no son infrecuentes.