Últimamente le he estado dando vueltas a cuán talibán debe ser uno a la hora de usar palabras no aceptadas por la RAE. Todo empezó cuando Diego puso el foco preguntando Cuál es la mejor traducción para “Spoiler”. En ella me mencionaba (gracias desde aquí) como persona que ha ido preguntando en este sitio cómo decir tal o cual anglicismo usando una palabra autóctona; esto es, cómo evitar extranjerismos cuando el castellano ya dispone de palabras para definir un concepto.
En paralelo, llevo unos días leyendo el apartado de Léxico del Manual de gramática histórica de Ralph Penny que me recomendó Paco. Ahí he visto la gran cantidad de palabras del castellano que vienen de otros idiomas. No ya solo del latín, sino del portugués, catalán, alemán, francés, griego, vasco, árabe y otros. Son palabras, en fin, tan arraigadas ahora mismo en la lengua que a nadie se le ocurriría buscar una palabra española para no utilizar el italianismo bufón, el catalanismo avería o el lusismo carambola.
Como colofón a estas lecturas, leía el otro día la columna de Javier Marías Narcisismo hasta la enfermedad en la que sacaba a colación el caso del uso de las palabras cáncer y autista para registrar comportamientos, además de definir enfermedades:
(...) Este sentido metafórico de la palabra está extendidísimo, y a la RAE no le cabe sino registrarlo. Esta institución, en contra de lo que muchos quisieran, no prohíbe ni impone nada; tampoco juzga; a lo sumo advierte, mediante las marcas “Vulgar” o “Negativo”, que tal o cual vocablo pueden resultar malsonantes o denigratorios.
Todo este cúmulo de lecturas me hicieron pensar que probablemente las palabras tienen cierto rango de aceptación: desde algo absolutamente incorrecto a algo aceptado por la RAE, pasando por "bueno, decidlo, pero no demasiado", "me lo estoy pensando", "tengo una palabra autóctona pero me quedo con el extranjerismo" y "vale, lo acepto en nada". Todo esto puesto en la coctelera de las tendencias, las variedades por países, las filias y fobias de los académicos, etc.
Así pues, y para no hacer una pregunta tan amplia que sea difícil encajar en un sitio como este, ¿cuál es el proceso por el que la RAE acaba aceptando una palabra? ¿Existe una gradación en cuanto a lo válida que es una palabra? ¿Cuáles deberían ser los límites a la hora de utilizar una palabra en un texto escrito: solamente lo que acepta la RAE para textos formales?