Estaba leyendo el otro día un artículo (muy malo, de prensa rosa deportiva) cuando me topé con una expresión que no había oído nunca antes:
En el pasado, y no lejano, diferentes manifestaciones de Gerard Piqué sentaron a cuerno quemado en el interior del vestuario del Real Madrid. Sobre todo en el clan de los internacionales españoles, que torcieron el gesto más de una vez, al sentirse atacados por su compañero en la Selección española. El sonado episodio de Kevin Roldán y otras afirmaciones públicas del buen futbolista del Barça generaron tensión cuando el proceso de acercamiento y normalización en el interior de la Roja marchaba sin excesivos sobresaltos.
Por contexto entendí que básicamente se refería a que dichas declaraciones sentaron mal a cierta gente.
Sin embargo, me llamó la atención y la RAE me reveló su explicación:
saber algo a cuerno quemado
1. loc. verb. coloq. Hacer desagradable impresión en el ánimo. Su reprensión me supo a cuerno quemado.
La web del ministerio de Educación de España menciona en Curiosidades sobre las biomoléculas:
- El olor especial que se dice a cuerno quemado y que se produce precisamente al quemar formaciones epidérmicas (cuernos, pezuñas, lana, pelo, uñas), se debe al contenido de azufre que presenta la proteína queratina, principal componente de estas estructuras.
¿Es por tanto este el motivo de hablar de oler a cuerno quemado? ¿Cuál es su origen? Lo digo porque no concibo demasiada gente a mi alrededor que haya olido alguna vez un cuerno que se está quemando, por lo que me resulta curioso cómo consiguieron popularizarlo aquellos que sí han vivido esta experiencia.
Como bonus track, indicar que la RAE también me descubrió:
oler a cuerno quemado
1. loc. verb. coloq. Hacer sospechar que existen intenciones ocultas.
Al parecer es equivalente a la expresión oler a chamusquina, ambas con un origen similar explicado en ¿Cuál es el origen de la expresión "me huele a chamusquina"?:
La locución tiene su origen en las hogueras inquisitoriales en las que ardían los libros y escritos sospechosos de herejía acompañados a veces de sus autores o impresores. Así, la frase se aplicó en principio a las obras y escritores que podían acabar en la hoguera de la Inquisición. Una versión del dicho es esta otra: "me sabe a cuerno quemado". En su origen, significó estar en la sospecha de que alguien va a ser llevado al fuego inquisitorial por cornudo.