"Coño" significa vulva y "coñazo" es simplemente el aumentativo de "coño".
El uso en España de "coñazo" es coloquial:
"Dar el coñazo" es dar la lata o dar la tabarra.
"Ser un coñazo" es ser un pesado.
Algo muy aburrido "es un coñazo".
"Dar el coñazo" es malsonante, por supuesto, pero no es raro el uso cariñoso en un contexto familiar o de confianza:
El abuelito "nos da el coñazo" con sus batallitas.
Los niños son muy lindos, pero también son "expertos en dar el
coñazo".
Además de los abuelitos y los niños, "dan típicamente el coñazo" los vendedores de seguros, los gaiteros y los evangelizadores puerta a puerta.
Mucho peor es cuando "te dan el coñazo" los vecinos (con su música) o los moralistas (con sus sermones).
En ciertos contextos, por ejemplo en situaciones formales, "dar el coñazo" adquiere connotaciones muy negativas:
Si le estás pidiendo algo a tu jefe y te suelta "que no le des el
coñazo", la cosa va mal, muy mal.
Si en una reunión de trabajo un colega te dice que "no le des más el
coñazo" con tu idea o tu opinión, la expresión es ofensiva.
En cuanto al origen de la palabra "coñazo" con el significado de "algo tedioso": proviene según fuentes poco fiables de una película muda de 1920 del cineasta Armando Flores titulada "El coñazo". Tal película, supuestamente estrenada en Barcelona en 1920 y adscrita a un género llamado porno fantástico, resultó ser tan tediosa que se convirtió en el paradigma de la pesadez. Este origen bien pudiera ser apócrifo.